Al menos dos compañeros de clase de Diego González, el niño de 11 años que se suicidó en Leganés (Madrid), dieron detalles a los investigadores de la policía del acoso que sufría por parte de otros alumnos que también les maltrataban a ellos sin que ni los profesores ni la dirección del centro intervinieran. Tanto la carta de despedida de Diego como el acceso a estos testimonios han convencido a los padres de que la fatal decisión está relacionada con esos problemas y que el colegio está haciendo todo lo posible para taparlos . “Se metían con él otros niños y siempre estaba triste…”, testificó el progenitor de uno de sus excompañeros, según consta en el sumario del caso y han confirmado fuentes judiciales. Su hijo había sufrido también varias agresiones hasta el punto de que llegó a perder un diente en dos ocasiones por lo que llegó a enfrentarse a gritos con el director del centro, el religioso Vicente Ribas. Otra niña relata que ella era muy amiga de Diego y un tercer compañero. Los tres sufrían la persecución de un grupo de tres niños y niñas.
Las huellas del maltrato infantil causado por adultos (básicamente los padres) en las víctimas están ampliamente documentadas: mayor riesgo de sufrir ansiedad, depresión, de abuso de drogas o de intentos de suicidio, además de peores resultados académicos. Pero, ¿qué consecuencias tiene el acoso escolar? Las secuelas que dejan las humillaciones, los insultos, las burlas, la marginación del grupo, los golpes o las vejaciones repetidas por parte de los compañeros son peores que las provocadas por el maltrato en el entorno familiar según estudios. Y el caso de Diego, un niño de 11 años de Madrid, es reflejo de esto. |
Este miércoles el diario El Mundo de España documenta el suicidio de este menor, atribuido al acoso escolar. La carta que deja Diego antes de saltar por la ventana deja ver un niño “maduro” que justifica lo hecho y pide perdón a sus padres por el dolor que les pueda causar. (Vea también: Sergio Urrego: un caso que no se debe repetir) La carta la encontró Carmen González, madre de Diego, quien entró en pánico al no encontrar al niño en su cuarto, pensó que había escapado. No obstante, luego encontró una nota en la cornisa de la ventana que decía “mira en lucho”. Lucho, explica González al medio español, era el muñeco favorito de Diego y junto a él estaba un cuaderno con la nota de su suicidio. |